¿Mejor un híbrido que un eléctrico en Colombia?
- VEHIMAX
- 31 jul
- 3 Min. de lectura

Esta es una pregunta que queremos traer a la mesa para analizarla en detalle. Vivimos en un país con una topografía muy diversa, donde por ejemplo en ciudades como Medellín, pasamos de los 1.495 metros sobre el nivel del mar en el centro de la ciudad a 2.600 metros de altura (lo mismo que Bogotá), en cuestión de un recorrido de 25 minutos, desde Sandiego hasta el Alto de Las Palmas. Sumado a esta diversidad topográfica, nos enfrentamos a un país con una infraestructura muy incipiente de electrolineras (estaciones de carga) a la fecha de hoy 31 de julio de 2025. Esto limita la capacidad de abastecer de carga a un vehículo eléctrico de forma rápida y práctica para lograr trayectos largos entre ciudades. No obstante, resolver esta pregunta de forma radical es algo que no consideramos pertinente, dado que un vehículo eléctrico puede ser una buena alternativa de movilidad urbana para un país como Colombia, y depende mucho del uso que se vaya a dar al vehículo para definir su rango de autonomía a la hora de adquirirlo. Si bucamos una movilidad en trayectos cortos, podemos acceder a vehículos de alcance corto como los que ofrece BYD en las líneas Seagul o Dolphin y si buscamos algo con más identidad y concepto icónico de un precio muy superior pensar en un Mini eléctrico, de las líneas Cooper o Aceman. Sin embargo, pensar que estos vehículos eléctricos suplirán nuestra necesidad de hacer viajes tranquilos entre ciudades, es algo utópico, porque su rango de autonomía de carga se limita por aspectos tales como la topografía o los estilos de conducción, junto con la infraestructura de estaciones de carga limitada. Es así, como entramos a ver que los vehículos híbridos para un país como el nuestro pueden brindarnos una opción de movilidad menos limitada, dado que al tener la tecnología mixta podemos acceder a las estaciones de combustible en el momento requerido cuando hacemos trayectos largos entre ciudades. Opciones comerciales como las que ofrece Toyota con la Rav4, la Corolla Cross, el Corolla sedan, son vehículos de alta calidad y confiabilidad con tecnologías comprobadas. En otras marcas como Mazda, encontramos la CX-30 o el Mazda 3 que siendo micro-híbridos nos pueden aportar en ese concepto de movilidad excenta de pico y placa. Hoy en día llega Renault con su Duster traída de Rumania, que si bien viene equipada con una caja manual, es un híbrido de tracción en las cuatro ruedas con capacidades todoterreno a un precio actual de lanzamiento muy bien compensado a nivel costo-beneficio. Por otro lado, encontramos los vehículos de BMW de la serie X2, X3 y X5 que tienen tecnología de punta con sensaciones de conducción deportivas propias de la marca, y en el caso de Mercedes Benz, otras opciones como la GLE450 o el A35 AMG que tienen acabados premium. En relación con los españolas no es de descartar la opción de la Cupra Formentor, que es una camioneta con tecnología, diseño y prestaciones deportivas, poco comercial en nuestro entorno así como los Volvo, donde en el caso de la EX30 encontramos una opción 100% eléctrica que a algunos les parece atractiva por su diseño. En conclusión, pensar en un vehículo eléctrico o híbrido debe estar asociado al tipo de uso. Si haremos trayectos cortos sin movilizaciones largas, podemos pensar en un eléctrico y si buscamos trayectos entre ciudades un híbrido es mejor opción. Finalmente, entender que los vehículos 100% eléctricos están promovidos como si fueran muy ecológicos, y sabemos como lo desmintió Toyota meses atrás, que 9 millones de vehículos híbridos de su marca, generan mejor impacto ambiental que 27 millones de vehículos 100% eléctricos de otras marcas en conjunto. Esto se debe a que para la fabricación de los vehículos 100% eléctricos y de sus baterías, se genera un mayor consumo de recursos estableciendo una contaminación superior con relación a los vehículos híbridos que resultan ser menos contaminantes, en el caso de Toyota.
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